4. Control químico de la respiración

Incremento de pCO₂ y decremento de la pO₂

  • Incremento de la PCO y iones H+

Las modificaciones tanto de la PCO₂ sanguínea como de la concentración de iones H+ es identificable por medio de una zona quimio sensible localizada bilateralmente, y que está sólo 0,2 mm por debajo de la superficie ventral del bulbo raquídeo.

El CO tiene un efecto indirecto potente, al reaccionar con el agua de los tejidos forma ácido carbónico, que se disocia en iones hidrógeno y bicarbonato; después, los iones hidrógeno tienen un efecto estimulador directo potente sobre la respiración, debido a la alta permeabilidad de el CO en la BHC siempre que aumente la PCO sanguínea, también lo hace la PCO del líquido intersticial del bulbo y del líquido cefalorraquídeo.

Hay mayor liberación de iones hidrógeno hacia la zona quimio sensible respiratoria del bulbo raquídeo y ocurre un aumento del pH. Por este motivo, la actividad del centro respiratorio aumenta de manera muy intensa por las modificaciones del dióxido de carbono sanguíneo, lo que se traduce en aumento de la FR y FC.

  • Decremento de la PO

Las modificaciones del oxígeno sí tienen un efecto indirecto, actuando a través de los quimiorreceptores periféricos. En situaciones especiales en las que los tejidos tienen problemas por la ausencia de oxígeno, el cuerpo tiene un mecanismo especial para el control respiratorio, este responde cuando el oxígeno sanguíneo disminuye, principalmente por debajo de una Po2 de 70 mmHg. Estos quimiorreceptores transmiten señales nerviosas al centro respiratorio del encéfalo para contribuir a la regulación de la actividad respiratoria.

Por tanto el efecto de una PO₂ arterial baja sirve para estimular la ventilación alveolar cuando el dióxido de carbono arterial y las concentraciones de iones hidrógeno se mantienen normales, ocasionando aumento de la FR y FC.